domingo, 20 de enero de 2013

Apostar por el "insourcing" dentro de una cultura por la mejora contínua


En los tiempos que corren -de crisis y recesión-, los dirigentes de las empresas punteras, esas que apuestan por afianzar el talento y la inteligencia en sus organizaciones, han dado un giro de ciento ochenta grados implantando el "insourcing": El arte de invertir en conseguir que salga a la luz el talento interno de sus propios miembros. 

Hasta hace bien poco, la tendencia era bien contraria. Los ejecutivos de RR.HH se esforzaban por buscar todo eso fuera, en otro lugar ajeno al seno de la propia empresa, costase lo que costase.. Llegando, en muchos casos a arruinar irremediablemente las arcas propias con costosos fichajes estrellas que, en la mayoría de los casos, acababan siendo un sonoro fracaso.

El beneficio del insourcing interno, con respecto al outsourcing es doble: Desde la optimización de costes, ya el el primero es mucho más barato; hasta una mayor eficiencia en la gestión, ya que el retorno de beneficios se consigue antes, al no ser necesario un período de adaptación.

Indudablemente el éxito que se consigue por el desarrollo interno es mucho más motivador para el resto de los miembros de la empresa, que lo traducen como un ejemplo a seguir, contrario al premio ofrecido al que viene de fuera, que siempre produce un clima de desmotivación.

La contratación a bombo y platillo de profesionales exitosos venidos de otras empresas en pro de la consecución de altísimos objetivos, se ha tornado, en muchos casos, en el principio del fin de la existencia de muchas empresas. Apostar por un "valor seguro" no es sinónimo de éxito si no se tiene en cuenta el factor humano. Es dificil pensar que alguien, cuando abandona una empresa, pueda llevarse con él una determinada cultura empresarial, una jerarquía o un equipo humano determinado. 

Apostar por el talento interno (insourcing) significa minimizar la posibilidad de fracaso y establecer una cultura enfocada a la mejora continua de todos sus componentes, buscando una mayor adaptación a todos los cambios del entorno. En definitiva, supone cambiar la cultura organizacional, buscando en la polivalencia la eficiencia y la excelencia empresarial.