miércoles, 8 de diciembre de 2010

Entrenarse en habilidades emocionales


Es evidente que se aprecia un cambio en la forma de dirigir. Los directivos somos personas con rostro y cuerpo que vivimos una vida laboral de impactos constantes e imprevistos. No es cierto que el SENTIR sea de débiles. No podemos comportarnos como simples recursos de producción, en función de que los resultados estén siempre cualificados. La capacidad personal para alcanzar un alto nivel de rendimiento y bienestar no es una cuestión de suerte genética. Como dicen Alejando Lasa y Gemma Arocena en Un gimnasio emocional para cada compañía, no se puede dejar el asunto en un "se tu mismo" o "sálvese quien pueda", hay que movilizarse. La mayoría de los teóricos de la autoayuda enseñan a "qué hacer", cuando lo que realmente deberían mostrar es el "CÓMO HACER". De nada nos sirve aprender a nadar si en nuestra piscina no hay agua. Esta es la ecuación perfecta: COMPETENCIAS TECNICAS X CAPACIDADES PERSONALES = RENDIMIENTO / BIENESTAR. Es imprescindible conectar emocionalmente, transmitir a los demás la sensación de que nos preocupamos por ellos. Estamos hablando de una reingenieria cerebral donde conectamos con las acciones personales. Se puede activar de un modo operativo con un entrenamiento que implique gestionar las emociones. La actividad empresarial nos lleva a neutralizar las emociones negativas, a dar respuesta a situaciones impactantes, a recuperarse de los impactos negativos, a enfrentarse al riesgo y a aprender a influir en las personas difíciles. Contra la habitual "sordera directiva": dirige tus emociones, logra más, actúa con valor y valentía , llega e influye. Gestiona los impactos emocionales y dirige.

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