sábado, 4 de diciembre de 2010

La venta como vínculo entre profesionales

(Decálogo Comercial I) Es indispensable programar la semana con visitas concertadas previamente. El aquí te pillo aquí te mato resulta, como poco, paradójico en la era de las telecomunicaciones y las nuevas tecnologías. El charlatán, esa figura del pasado, tiene los días contados. Con la concertación nuestro cliente nos dedicará lo que más aprecia, su tiempo, y lo que es mejor, su atención sin interrupciones. Todo dentro de una relación comercial profesional. De nosotros depende el saber valorarlo y aprovecharlo. Debemos utilizar la puerta fría para rellenar huecos de agenda y, sobretodo, para generar más citas. Realizar un seguimiento completo a los clientes, persistir, ser reincidente y no desfallecer hasta que se consiga la cita. Una visita bien concertada es prácticamente un pedido. Lo ideal es tener dos (o tres) citas concertadas por la mañana y otras dos (o tres) por la tarde. Es mejor la calidad que la cantidad. Hay que procurar, la primera vez, no quedar en un plazo superior a dos o tres días; nos evitaremos plantones innecesarios. Un cliente que acepta una cita, acepta las reglas del juego. Él también vende lo suyo y si es buen vendedor es buen comprador. Como luchador admite el desafío y espera derrotarte. Si en vez de plantarle batalla, que es lo que espera, TE PONES DE SU LADO frente al mercado y le ofreces nuevas armas con las que hacerse más fuerte, se convierte en aliado y firma el pacto de eterna gratitud o sea el pedido.

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