lunes, 8 de febrero de 2010

No te preocupes, no pasa nada

¿Y qué será de los desconfiados? Son/somos tantos. La vida no es una postal de aeropuerto. Hay tantos claroscuros, tantos matices. Unos días, somos confiados y nos apuñala el oportunismo. Otros, ponemos la otra mejilla y nos sacude la envidia ajena. Los que más, somos pasto de buitres o acechados por una manada de lobos hambrientos. Pero hay días, amaneceres esperanzadores de sol radiante, cuando la naturaleza luce con todo su esplendor, en los que le damos otra oportunidad a la vida, o nos la da ella, quien sabe. Disfrutamos del momento, nos ponemos en manos del destino y confiamos en la especie humana. Es entonces cuando decimos, GRACIAS. La confianza es tan fugaz, y al mismo tiempo tan eterna, como el rayo de luz que atraviesa el rosetón mayor de la Catedral de Santa María de Palma de Mallorca en un día de otoño. Yo también os la recomiendo.

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